Hablar de depresión es un tema muy complejo. Se puede abordar de muchos ángulos, pero en esta ocasión voy a hablar de mi experiencia con la depresión y como el libro Siddhartha de Hermann Hesse me ayudó a salir adelante.
Honestamente, durante mi pubertad y veintipocos, siempre pensé que era inmune a la depresión, a sentirme triste por tiempos prolongados de tiempo, al pesimismo crónico (a veces maquillado de “ser realista”) y a pensar en morir; hasta que un dia me di cuenta que ahí estaba hundido, esa era mi forma de ver el mundo 24 horas al dia, 7 dias por semana, y simplemente no me era posible salir del trance.
Todo empezó cuando me vine a vivir a Australia, tenía en aquel entonces 27 años. A pesar de ya haber vivido y estudiado en el extranjero (España) por un par de años, esta vez fue diferente.
Vivir en un país donde el lenguaje y cultura es totalmente diferente a la cultura madre (en mi caso México) causó un choque en mi estado psicológico – lo curioso es que cuando se entra en este estado, muchas veces no sabemos que lo estamos; seguimos por la vida como si nada estuviese pasando. Lo complejo es que la depresión se exponencia poco a poco, dia a dia, hasta el momento en que nos damos cuenta y estamos sumergidos en ese estado mental.
Cuando intentaba salir de esa situación, por recomendación de Alejandro Jodoworsky (por medio de un tweet), decidí leer Siddhartha de Hermann Hesse. Alguien le pidió la recomendación de un libro para dejar de ver la vida tan negativamente (hmmm, pensé).
El libro muestra la vida de un hombre llamado Siddhartha, que emprende su camino hacia su iluminación espiritual, es decir, entender la vida y a sí mismo.
El libro, en términos muy generales, va asi:
Siddhartha venia de una familia de religiosos, su padre era un Brahmin (Padre Hindú) que le inculcó a su hijo la espiritualidad, vivia en una familia que estaba enfocada exclusivamente a eso, aislados de alguna manera de la civilización.
A pesar de que Siddhartha venia de una familia estable, en su adolescencia decidió dejarlo todo y explorar la vida lejos de la teoria, entenderla, vivirla, aprender, y si era posible, encontrase a sí mismo.
Sin posesiones materiales emprende su camino personal, reuncia a vivir con su familia y decide aprender a vivir en la ciudad.
Deja de lado su identidad para reinventarse y poder vivir en una sociedad en donde su rol sería completamente diferente al que jugó toda su vida.
De alguna manera decide emplear las habilidades/herramientas que aprendió como religioso y emplearlas en su nueva fasceta para ser funcional en una nueva sociedad. No se salió de su zona de comfort para ir a buscar refugio en un monasterio, por decir un ejemplo.
Las tres principales habilidades que aprendió con su padre fueron: “Pensar, esperar (perseverancia), ayunar”
Al inicio de su nueva vida, vivió en las calles, analizando su nuevo entorno, haciendo nuevas amistades, tomándolo todo con calma. Vivió en la completa austeridad, ayunando, aprendiendo.
Un dia conoce a Kamala, la mujer mas bella que jamas haya visto, la cual le dice que para poder ganar su afecto era necesario que tuviera recursos económicos.
En ese momento Siddhartha decide vivir una vida con poseciones materiales, vasta en recursos para poder estar junto a Kamala. Esa fue su nueva meta.
Kamala, conecta a Siddhartha con Kamaswami, un hombre de negocios de la ciudad para que lo emplee. Siddhartha al ser entrevistado mencionaba sus tres habilidades, pedia que se le tratara de igual a igual (con respeto), y ser remunerado justamente.
Inició como ayudante de Kamaswami, sus tres habilidades “Pensar, esperar (perseverancia), ayunar” le permitieron aprender su nuevo oficio, siempre buscó hacerse tratar a la par con los demás, y no se permitió aceptar ofertas injustas, pues su habilidad, la de ayunar, no le comprometia a aceptar cualquier oferta. Si fuera una persona que necesitara el comer todos los dias, o tener ciertos recursos de forma diaria, tal vez lo llevarian a aceptar ofertas que, aunque injustas y al ser las únicas disponibles lo comprometerían en su toma de decisiones.
La analogía del ayuno me pareció fantástica, ya que de forma figurada la podemos aplicar a nuestra vida.
– ¿Cuántas cosas tenemos en nuestro estilo de vida que comprometen nuestra toma de decisiones?
Hipoteca, tarjeta de crédito, diversión, vestir cierto tipo de ropa, ¿otra?
Hasta aqui hablo del libro, para ahora volver a las enseñanzas que me dejó.
Una de las principales razones que me llevaron a la depresión fue que no podía encontrar un trabajo en el área de estudios (tecnologías de la información); lo ideal para mi era encontrar trabajo en una empresa de desarrollo de software como Adminitrador de Proyectos.
De alguna forma, mi oficio lo tenía arraigado a mi identidad. Si uno no funcionaba, lo otro tampoco.
Por varios motivos tales como: situación de mi visa (estatus migratorio), nivel de inglés, saber como aplicar por trabajo en Australia (los usos y costumbres juegan un rol importante) y niveles de autoestima no me dejaron ver con claridad que todo lo que estaba viviendo era un proceso natural; si perseveraba, pensaba, y llevaba una vida austera todo iba a salir bien.
Al inicio hacía trabajos mal remunerados en áreas que no me interesaban. Me hacian sentir miserable y no me dejaban ver lo bueno; me ayudaban con mi inglés y aprendía de forma acelerada sobre la cultura en la que estaba.
Siddhartha me enseñó a fijar mis objetivos mas claramente y apuntar a mejores salarios. Eso me ayudó bastante.
Aprendí de Siddhartha a tomar las cosas con mas calma, a reflexionar y no tomar las cosas tan a pecho cuando no funcionaban. Si era necesario dejar pasar oportunidades, o algunas no funcionaban, dejarlas pasar es importante para nuestro estado mental y crecimiento.
“Las cosas de la vida no te están pasando a ti, pasan para ti”
Aprender a desprenderse emocionalmente (no estoy diciendo “ignorar”) en justa medida a los acontecimientos que nos pasan en la vida es importante para ver las cosas con mas claridad.
Nuestras actitudes y reacciones hacia las situaciones que estan sucediendo es en gran medida la llave a la felicidad. Pues sin importar en la situacion en te encuentres, siempre tendrás en tus manos el poder de decidir como vas a reaccionar en pensamiento y obra, siempre.
De alguna forma, la actitud de Siddhartha ante la vida; tranquila, juguetona, simple, calculadora, consciente consigo mismo y comprometida me refrescaron mi forma de ver las cosas.
Al poco tiempo de leer el libro mi estatus migratorio se solucionó y me abrió nuevas oportunidades, pude conseguir el trabajo que tanto busqué y todo mejoró muchísimo. En retrospectiva siento que vivia con una benda en los ojos.
El libro no es de superación personal o autoayuda, es simplemente una bella historia de una persona que se busca a sí mismo, incluso lo recomendaría para pasar un buen rato.
Este libro viaja conmigo, lo leo un par de veces por año (es pequeñísimo) como un simple recordatorio.